jueves, 6 de diciembre de 2012
miércoles, 11 de abril de 2012
Cómo hago para detener al gigante
Vengo esperando ese mensaje
hace más de media hora.
Por más de que mire cada poro
que hay en mi nariz
y encuentre constelaciones entre ellos
sé que esta noche no me vas a dar la mano.
*
No me enseñaron a detener este gigante
que me saca un cabello por día;
yo solo puedo hacer con ellos un bollito
y pegarlos contra un azulejo en el baño.
Esa maraña tendrá algo que decirme
cuando termine esta cosecha.
+
Desde acá puedo oler esa fragancia
a cansado, pero aun apasionado.
Mientras vamos a hacer las compras
miremos hacia arriba,
en alguna de esas grandes copas de árboles
podemos encontrar nuestro lugar.
/
En algún lugar de mi cuerpo
queda un poco de pintura.
Esa es una mancha que nadie me enseñó a quitar.
Y vuelve el gigante, vuelve a pisarme
cada dedo del pie,
como se pisa la colilla del cigarrillo.
-
Sigo esperando ese mensaje
ya hace más de una hora.
Te dejé un beso en la mesa de luz,
una esperanza de alarma
y una tarta de atún en la cocina
para esta larga vigilia.
hace más de media hora.
Por más de que mire cada poro
que hay en mi nariz
y encuentre constelaciones entre ellos
sé que esta noche no me vas a dar la mano.
*
No me enseñaron a detener este gigante
que me saca un cabello por día;
yo solo puedo hacer con ellos un bollito
y pegarlos contra un azulejo en el baño.
Esa maraña tendrá algo que decirme
cuando termine esta cosecha.
+
Desde acá puedo oler esa fragancia
a cansado, pero aun apasionado.
Mientras vamos a hacer las compras
miremos hacia arriba,
en alguna de esas grandes copas de árboles
podemos encontrar nuestro lugar.
/
En algún lugar de mi cuerpo
queda un poco de pintura.
Esa es una mancha que nadie me enseñó a quitar.
Y vuelve el gigante, vuelve a pisarme
cada dedo del pie,
como se pisa la colilla del cigarrillo.
-
Sigo esperando ese mensaje
ya hace más de una hora.
Te dejé un beso en la mesa de luz,
una esperanza de alarma
y una tarta de atún en la cocina
para esta larga vigilia.
lunes, 16 de enero de 2012
Carta 1
Querido remitente:
Una persona dijo una vez que empecemos a escribir cartas, a cualquier persona. Esta carta no sé bien a quién va dirigida, pero tenía ganas de escribirte a vos, persona.
Ayer hubo un choque en la esquina de casa. Murió un chico de 21 años.
Bajé llena de polvo de placas de PVC para el cielo razo del baño. Bajé con uno de los hombres que vino a hacer el laburo. El otro ya había bajado a cargar cosas en la camioneta. Cuando llegamos a la camio, el tipo nos dijo algo que yo no escuché muy bien.
Cuando vi que había gente en la esquina me quedó claro.
A veces no escucho bien, pero gracias a eso desarrollé mi sentido de inferencia y ahí caí. Choque grave con muerto. Tampoco era tan difícil de descifrar. Los llantos de una mujer se escuchaban bien claros. Ya había escuchado llantos por muerte, ya los había experimentado, pero ese sonido siempre es morbosamente atrapador, como toda la escena misma que había en esa esquina.
Me quedé paralizada por un momento y traté de ver bien qué había en la calle y quién era. Si era un hombre, un nene, una mujer... Los árbooles y los autos estacionados obstruían la vista. Miraba entre pequeños espacios y pude ver un hombre tirado de espaldas. Escuchaba el llanto, pero no veía a la mujer, solo veía sus manos sobre la espalda.
Empecé a ayudar a los tipos del cielo razo a cargar las cosas. Uno me dice:
-Qué falta de respeto toda esa gente mirando. Por qué no se van a sus casas.
A lo que asentí totalmente.
Pero ¿por qué esa gente se queda? ¿Solamente para chusmear? ¿Para contar los detalles a los vecinos?
Me di cuenta cuando subí al departamento que si ese tipo no me hacía ese comentario, yo me hubiera quedado también, mirando como todos los demás, horrorizada y sin poder moverme.
Y yo no quiero tener detalles, no quiero ver cómo se lastimó exactamente esa persona, cómo quedó la moto, la bolladura que tenía el colectivo, qué decían los policías. No quería saber nada de eso.
Entonces subí y empecé a mirar por la ventana. Como si buscara esa esquina. Y me acordé de cuando me encontraba animales muertos, como palomas, gatos, perros... Siempre me quedaba mirando... La sangre derramada, los bichos alrededor...
Pareciera que lo veo a través de esta ventana, que solo da a un pino muy verde entre nubes grises... Me parece verlo... Y veo a tantas otra personas también. Siento que bailan en este viento. Tal vez lo que sientoo sí son caricias.
Una persona dijo una vez que empecemos a escribir cartas, a cualquier persona. Esta carta no sé bien a quién va dirigida, pero tenía ganas de escribirte a vos, persona.
Ayer hubo un choque en la esquina de casa. Murió un chico de 21 años.
Bajé llena de polvo de placas de PVC para el cielo razo del baño. Bajé con uno de los hombres que vino a hacer el laburo. El otro ya había bajado a cargar cosas en la camioneta. Cuando llegamos a la camio, el tipo nos dijo algo que yo no escuché muy bien.
Cuando vi que había gente en la esquina me quedó claro.
A veces no escucho bien, pero gracias a eso desarrollé mi sentido de inferencia y ahí caí. Choque grave con muerto. Tampoco era tan difícil de descifrar. Los llantos de una mujer se escuchaban bien claros. Ya había escuchado llantos por muerte, ya los había experimentado, pero ese sonido siempre es morbosamente atrapador, como toda la escena misma que había en esa esquina.
Me quedé paralizada por un momento y traté de ver bien qué había en la calle y quién era. Si era un hombre, un nene, una mujer... Los árbooles y los autos estacionados obstruían la vista. Miraba entre pequeños espacios y pude ver un hombre tirado de espaldas. Escuchaba el llanto, pero no veía a la mujer, solo veía sus manos sobre la espalda.
Empecé a ayudar a los tipos del cielo razo a cargar las cosas. Uno me dice:
-Qué falta de respeto toda esa gente mirando. Por qué no se van a sus casas.
A lo que asentí totalmente.
Pero ¿por qué esa gente se queda? ¿Solamente para chusmear? ¿Para contar los detalles a los vecinos?
Me di cuenta cuando subí al departamento que si ese tipo no me hacía ese comentario, yo me hubiera quedado también, mirando como todos los demás, horrorizada y sin poder moverme.
Y yo no quiero tener detalles, no quiero ver cómo se lastimó exactamente esa persona, cómo quedó la moto, la bolladura que tenía el colectivo, qué decían los policías. No quería saber nada de eso.
Entonces subí y empecé a mirar por la ventana. Como si buscara esa esquina. Y me acordé de cuando me encontraba animales muertos, como palomas, gatos, perros... Siempre me quedaba mirando... La sangre derramada, los bichos alrededor...
Pareciera que lo veo a través de esta ventana, que solo da a un pino muy verde entre nubes grises... Me parece verlo... Y veo a tantas otra personas también. Siento que bailan en este viento. Tal vez lo que sientoo sí son caricias.
¿Cuál Vinilo?
Hoy hago honor a todas esas noches de taller de literatura que me hicieron iniciar este blog para contar un poquito más sobre mí, sobre lo que pasa dentor de mi cabeza, sobre las cosas que descubrí en mí. Hoy agradezco a todas las personas que formaron parte de ese taller en el que pude expresarme libremente, sin ataduras. Hoy soy feliz al leer pedacitos nuevos que dejamos plasmados en ese blog y en esas adiciones de tirada única, en la que aparecemos nosotros en un vinilo particular, perdidos en Casa 13. Gracias, simplemente gracias. ♥
¿Cuál Vinilo?
http://cualvinilo.wordpress.com/
¿Cuál Vinilo?
http://cualvinilo.wordpress.com/
¿Cuál Vinilo? es una editorial autogestionada en la que sólo se edita un ejemplar de cada libro.
Resguardado en una tapa de vinilo seleccionada y adaptada por el autor, el acceso al ejemplar único sólo es posible visitando Casa 13.
Los textos, mientras tanto, se hallan disponibles en esta página, no así el objeto mismo (único, reciclado e irremplazable) y sus autores (únicos, virtuales y reales a la vez).
Los vinilos están disponibles en la biblioteca y las paredes de casa 13.
En esta primera tirada, un grupo de trabajo que durante un año se reunió los miércoles edita parte de su material:
En esta primera tirada, un grupo de trabajo que durante un año se reunió los miércoles edita parte de su material:
“The Killer”, de Félix Gollán
“Ya nadie baila en los recitales”, de Rocío Paulizzi
“El renacer de Cho Tchang”, de Fabiana Zuccatto
“La mancha es Cobain”, de Cecilia Yalangozian
“Lobos en la mesa”, de Maximiliano Acosta
“Sin título”, de Stella Marys Darraidou
“Pequeña Smith Sunshine”, de Malén Otaño
“Como un turista”, de Natalia Pez
“Ya nadie baila en los recitales”, de Rocío Paulizzi
“El renacer de Cho Tchang”, de Fabiana Zuccatto
“La mancha es Cobain”, de Cecilia Yalangozian
“Lobos en la mesa”, de Maximiliano Acosta
“Sin título”, de Stella Marys Darraidou
“Pequeña Smith Sunshine”, de Malén Otaño
“Como un turista”, de Natalia Pez
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